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¡He aquí! estos son graves misterios; pues están también mis amigos que son eremitas. Ahora bien no piensen hallarlos en el bosque o en la montaña, sino en lechos de púrpura, acariciados por magníficas bestias de mujeres con miembros generosos y fuego y luz en sus ojos y masas de cabello flameante en torno; ahí los hallarán. Los verán soberanos, al frente de ejércitos victoriosos, en todo el júbilo; y habrá en ellos un júbilo un millón de veces más grande que esto. ¡Cuidáos que ninguno fuerce al otro, Rey contra Rey! Amáos el uno al otro con corazones ardientes; pisotead a los hombres bajos en la feroz lujuria de vuestro orgullo, en el dia de vuestra ira.